De todo menos natural. Claro que la belleza es subjetiva. La fotógrafa colombiana Manuela Henao se dio a la tarea de retratar los estándares de la belleza femenina en Medellín, los cuales se han visto influenciados por el narcotráfico.
En “Beauties”, como llamó a esta serie de imágenes, Manuela muestra como las adolescentes de esa ciudad relacionan la belleza con los cánones impuestos por la narcocultura, donde las mujeres son dueñas de una exuberante figura, pero confinadas a un rol meramente decorativo donde se normalizan las operaciones de cirugía estética.
Algunas de las mujeres entrevistadas por Henao, como Estefanía, afirman haber sentido desde pequeñas el deseo de operarse. Tatiana reconoce que cuando comenzó a salir a las discotecas no dejaba de compararse con las otras mujeres. Eso le hizo sentirse insegura. A los 16, se hizo su primera liposucción.
La polémica se ha desatado tras la publicación de un artículo en The Guardian encabezado por la palabra “narcoestética”. No han sido pocos los colombianos y colombianas que se han mostrado indignados por la relación sugerida entre esta estética femenina y el narcotráfico.
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