Suiza, uno de los países con el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita y la calidad de vida más altos del mundo, atravesó por una crisis de salud en las décadas de los ochenta y noventa a causa de la drogadicción.
Para combatir este problema de salud, el gobierno de ese país implemento una estrategia basada en los siguientes cuatro pilares:
1.-Represión: Reducir el impacto negativo del consumo de drogas en la sociedad con el uso de las medidas reguladoras apropiadas para hacer cumplir la prohibición de las drogas ilegales.
2.- Tratamiento: Reducir el consumo de drogas al ayudar a las personas a superar la dependencia, o al menos manteniendo esta opción realista para ellos en el futuro.
3.- Prevención: Ayudar a reducir el consumo de drogas mediante la prevención en las personas que comienzan a usarlas.
4.- Reducción de los daños: Ayudar a reducir las consecuencias negativas del consumo de drogas en los propios usuarios e indirectamente en la sociedad, haciendo posible un consumo menos problemático tanto para la persona como para la sociedad. Esta política no considera la despenalización total de las drogas, pero las trata con sanciones mucho menores y desde la idea de que un consumidor no tiene por qué ser considerado un peligro para la sociedad. “Hay también gente que consume sin ser dependiente, que lo hace por placer; es una elección personal y el Estado no tiene razón en castigar a esta persona si no es un peligro para los otros. No es una razón para castigar y considerar a la persona enferma”, explicó Dreifuss.
Lee la nota completa en Forbes
Sé parte de la conversación