Frente a decenas de defensores de derechos humanos, en su mayoría jóvenes, Julian Assange, fundador del portal Wikileaks, pidió ayer extrema cautela al ex analista de inteligencia estadounidense Edward Snowden si decide salir de Rusia, donde fue autorizado a quedarse tres años más.
Durante el ciclo de conferencias “Sin protesta no hay democracia”, convocado por la organización Artículo 19, Julian Assange pidió a Snowden a través de una videoconferencia, proteger su integridad física, luego de que varios países le negaran el asilo político, lo cual, con especial énfasis en la negativa europea, calificó de “triste e indicativo”, pues “tienen demasiado miedo de Estados Unidos”.
En el caso de Alemania, destacó, a pesar del “arrollador apoyo” del pueblo que recibió Snowden, el gobierno expresó su preocupación de acuerdo a Assange, porque la relación de Alemania con Estados Unidos se podría ver afectada.
No obstante, sumó a la lista de negativas de Asilo a Brasil y Argentina, contrario a Venezuela y Ecuador, cuestionando “¿A quién quieren mostrar su independencia? ¿A Estados Unidos o a su población?”.
Desde la Embajada de Ecuador en Gran Bretaña donde permanece Assange tras ser acusado de delitos sexuales en Suecia, éste declaró que se debe hacer una “crítica hacia Europa y Estados Unidos que promueven la libertad de expresión, mientras son Ecuador, Rusia y Venezuela los que han ofrecido asilo político a Edward Snowden”.
Por otra parte, durante la charla sostenida con el director de Artículo 19 en México, Darío Ramírez, Assange afirmó que actualmente la tecnología debe utilizarse como un mecanismo de protesta impidiendo se quebrante este derecho, opinión que fue secundada por los asistentes al coloquio desde diversos enfoques, entre ellas, Catalina Botero, relatora especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.
Para Botero, la protesta se torna parte esencial de la democracia que permite que las sociedades conozcan los reclamos de la disidencia y se pueda discutir sobre ello, no obstante declaró que no sólo se trata de que los Estados permitan la protesta sino resarcir los daños cuando ésta no ha sido permitida.
Aunado a ello, Neil Jarman, director del Instituto de Investigación de Conflictos en Irlanda del Norte, enfatizó la protesta como el derecho de las minorías y su capacidad a cambiar las cosas, las leyes, la protesta y la disidencia como nuevas formas de participación en los sistemas democráticos más allá de ejercer el voto.
Por su parte, el académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Pedro Salazar, indicó que si bien el Estado puede definirse como el monopolio de la fuerza legítima, la fuerza debe ser la excepción y no la regla de mecanismos de acción estatal, es decir, “el consenso como regla y la fuerza como excepción”.
“La protesta ya no sólo se vuelve un derecho político, sino se vuelve una obligación moral, una obligación moral de las personas que se reconocen a sí mismas con una dignidad que están dispuestos a reivindicar y a defender frente a un Estado que los ha privado de ello”, expuso.
Fuente: Michoacán 3.0
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