Carlos Antonio Santamaría Díaz, el niño de nueve años de edad que cursó un diplomado de bioquímica y biología molecular de la Facultad de Química, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sorprendió al pleno de la Cámara de Diputados.
Al ser invitado por los legisladores, le preguntaron: “¿Te gustaría ser diputado?”, pero él respondió que no.
“¡No, yo no quiero ser diputado, no quiero ser como ustedes; yo quiero ser científico!”, exclamó.
La gran capacidad intelectual del niño fue motivo de sorpresa y admiración entre la mayoría de los diputados, pero sobre todo su inocencia y candidez para responder.
Sin embargo, fueron evidentes el hartazgo y la displicencia al no sentirse tan cómodo en ese lugar.
Por su parte, el presidente en turno de la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano, ponderó la constancia y dedicación
del niño genio, cuando lo que priva en el infante es una natural capacidad intelectual.
Fuente: La Jornada
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