En México el agua es un recurso se vende al mejor postor sin importar las condiciones en que vive la población en diversas entidades de la república.
La carencia del líquido se debe en gran parte a la falta de mecanismos adecuados para su limpieza y abastecimiento, además de las concesiones otorgadas por los gobiernos federal y estatal para que empresas extranjeras.
En el caso más reciente, en Veracruz el gobierno estatal aprobó a las empresas foráneas Odebrecht y Aguas de Barcelona, la conformación del nuevo órgano que se encargará del abastecimiento de agua potable en los municipios de Veracruz y Medellín de Bravo por al menos 30 años.
Activistas, denunciaron la corrupción al interior de la empresa que lleva el mismo nombre de su dueño, Marcelo Odebrecht, quien fue condenado a 19 años en presión por un escándalo de corrupción que involucra a la petrolera estatal brasileña Petrobras, y aseguran que el servicio podría incrementarse en la zona.
La empresa brasileña, además, pretendía instalar una presa hidroeléctrica en la cuenca La Antigua, específicamente en el río Pescados.
Las transnacionales invierten grandes sumas de dinero en México para crear megaproyectos “de muerte”, como los han llamado los pueblos donde se establecen.
Pero la inversión es realizada gracias a la apertura del gobierno que recibe dinero, sobornos y aprueba proyectos por encima de la voluntad de los pueblos.
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