(12 de agosto, 2014).- El índice de analfabetismo en México ha permanecido intacto por más de diez años, cerca de 6.8 por ciento de la población mayor de 15 años es analfabeta.
Aproximadamente seis millones de mexicanos que no saben leer ni escribir, asegura el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). Según el organismo, en 1970 había 25.8 por ciento de población analfabeta en el país, mientras que la estimación que se presentaba para el 2012 durante el sexenio de Calderón era de 6.1 por ciento, lo cual no se logró.
En el 2000, eran 5 millones 942 mil. En 2010 descendió medio millón. Cuatro años después, la cifras vuelven a aumentar con un porcentaje de más de 5.8 millones de mexicanos analfabetas. Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) dados a conocer el pasado 8 de septiembre, Día Internacional de la Alfabetización, 6 de cada 100 hombres y 8 de cada 100 mujeres de 15 años y más no saben leer ni escribir.
Actualmente muchos jóvenes, por diversas razones, no asisten a la escuela y por lo tanto, algunos de ellos no saben leer ni escribir. En los últimos 15 años, el analfabetismo en las mujeres pasó de 15% a 10% y de 9% a 7% en los hombres, en el mismo periodo.
Población en condición de analfabetismo
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), por sus siglas en inglés, considera que la alfabetización debe representar un continuo aprendizaje. Recalca que un individuo requiere entre tres y cuatro años de educación primaria para adquirir los conocimientos de lecto-escritura mínimos para desenvolverse en la vida.
Tal es el caso del Estado de México, el cual se ubica en el lugar número 20 con 3,9% relativo de analfabetismo, pero cuenta con 445 mil 908 personas analfabetas, ubicándose entre Oaxaca (442 mil 334) y Chiapas (534 mil 691).
La Unesco propone que es necesario atender a la población joven del centro-sur del país que se encuentra en condiciones sociales desfavorecidas con políticas públicas enfocadas al acceso, así como a la permanencia y terminación de la educación básica, para asegurar el mínimo de escolaridad que supone la adquisición de la alfabetización como habilidad básica para la inserción social.
Entre el año 2000 y el 2010, las tasas de analfabetismo en nuestro país, descendieron tan sólo en un 2.5 por ciento.
La campaña de alfabetización, una preocupación para Chuayffet
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