(20 de septiembre de 2014).- La destrucción que provocó el terremoto de 1985 cambió la fisonomía y la vida de la ciudad de México. Hoy, 29 años después se recuerda la ineficacia del gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) y su incompetencia gubernamental para atender la emergencia nacional.El epicentro del terremoto se localizó en el Océano Pacífico, frente a las costas del estado de Michoacán, cerca del puerto de Lázaro Cárdenas; tuvo lugar en la Ciudad de México a las 7:19 de la mañana con una magnitud de 8,1 grados según la escala de Richter, un sismo de tipo trepidatorio y oscilatorio el cual registró una profundidad de 15.0 km.Las cifras fueron impactantes, hasta la fecha se tienen registrados 10 mil muertos, 40 mil lesionados, 5 mil desaparecidos, 150 mil damnificados, 4 mil rescates vivos de los escombros, 800 mil km2 afectados, 30 mil estructuras destruidas, cerca de 50 mil personas perdieron sus hogares, 70 mil edificios tuvieron daños colaterales, 5 mil 700 millones de pesos en pérdidas económicas y más de 200 mil empleos perdidos como consecuencia.La catástrofe natural precipitó el derrumbe del PRI en la capital. La solidaridad de millones en el rescate de víctimas y en apoyo a las familias afectadas, se transformó en un despertar de conciencias, en un movimiento que logró la reconstrucción de la ciudad desde abajo, porque después del temblor ya nada fue igual.De la tragedia surgió una respuesta civil que ganó el derecho a la ciudad para los ciudadanos y logró la reconstrucción de miles de viviendas. La espontaneidad halló agentes sociales organizados que ayudaron dar un vuelco a la situación. El desmoronamiento de la sumisión y el esfuerzo comunitario fue el comienzo de la sociedad civil.
El presidente ausente
La presidencia de la Madrid, se caracterizó por la aplicación de las políticas de ajuste macroeconómico neoliberales apoyadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), políticas denominadas de “choque ortodoxo” cuyo objetivo fue reducir la demanda agregada, el gasto público y la inversión.
Lamentablemente esto dirigió la crisis de la deuda mexicana de 1982, la cual marcó el fin de todo un periodo histórico de crecimiento y de baja inflación para México, es ahí donde se originó una nueva era de inestabilidad y estancamiento económico.
La crisis de 1982 se prolongo hasta el tercer trimestre de 1983. En 1984 la economía mexicana tuvo una efímera recuperación. El terremoto de 1985 se produjo en una coyuntura económica particularmente difícil, durante el segundo semestre de 1985 la inflación ganó terreno, el producto manufacturero se contrajo. Por último, 1986 fue un año de crisis marcado por la caída de los precios del petróleo, que afecto las exportaciones petroleras en México.
Este episodio de la historia económica de México fue realmente de desgracia ya que dio origen a un periodo prolongado de estancamiento económico, con desempleo masivo y con alta inflación. Sin duda, diversos factores económicos acentuaron sus efectos destructivos sobre la capital del país y su población.
El 27 de septiembre, apenas una semana después del temblor, se realiza la primera movilización de damnificados hacia Los Pinos. Más de 30 mil personas desfilan en silencio con tapabocas y cascos, símbolos de los rescatistas. Demandaban la expropiación de predios, créditos baratos, un programa de reconstrucción popular y la reinstalación de los servicios de agua y luz.
Superada la primera etapa de emergencia, el 24 de octubre, cerca de 40 organizaciones vecinales crean la Coordinadora Unica de Damnificados (CUD). Con la participación de las organizaciones se construyen 45 mil viviendas en el centro en condiciones accesibles a las familias afectadas. También se firma la reconstrucción de Tlatelolco, uno de los emblemas de la tragedia.
“Los priístas eran unos desvergonzados, hacían clientelismo con la desgracia. Había una indignación auténtica contra el Partido porque condicionaba la ayuda y lucraba con el apoyo, en las zonas afectadas, el PRI desapareció. La gente ya no se dejaba manipular. Su coraje contra el gobierno era muy grande. De eso ya no se recuperó”.
El seísmo político de 1988
Tres años después, Cuauhtémoc Cárdenas lanza su candidatura. La ruptura del PRI impacta a la izquierda y a las organizaciones sociales y civiles. La mayoría de ellas se suman al cardenismo y luego al PRD. Muchos dirigentes del movimiento de damnificados aparecen como candidatos a puestos de elección.
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