Antes de morir y durante una conferencia José Saramago, escritor portugués y premio Nobel de Literatura, afirmó que se preparaba una mundo de disfrute solo para los ricos y que una cuarta parte de la población era considerada como “desechable”. Y que lo único que la humanidad podría oponerle es la conciencia.
El autor de la novela Ensayo sobre la Ceguera, en un homenaje en Cáceres, España, invitó entonces a los ciudadanos a formarse una conciencia.
“Tenemos que formarnos todos los días en la reflexión, en el debate, en el examen a profundidad de las cosas de las circunstancias”, dijo.
“Lo que se está preparando en nuestro planeta es un mundo para el disfrute de los ricos. Los pobres están ahí, en las confines de este mundo. Pero entre 20-25% de la población, unos mil 500 millones de seres humanos, se les considera desechables”, no tienen condiciones para entender cómo trabajar con el ordenador, para adaptarse a los cambio, ni para utilizar las nuevas tecnologías, advirtió.
“Me parece en todo caso, bastante coincidente con esto de que hay varios conflictos en el mundo donde nadie piensa intervenir. Qué se maten ellos. Son desechables. Si ellos se matan entre ellos, no tendré que matarles a ellos, así se facilitan las cosas”, expresó.
Según Saramago: “¿Qué es lo que tenemos nosotros para oponer a esto? No tenemos poder, no estamos en el gobierno, no tenemos multinacionales, no dominamos la financia especulativa mundial, no tenemos nada de eso. ¿Qué es lo que tenemos, entonces, para oponer? Nada más que la conciencia. La conciencia sobre los hechos, la conciencia de mi propio derecho, la conciencia de que soy un ser humano –sencillamente un ser humano, y que no quiero ser más que eso– la conciencia de que lo que está en el mundo me pertenece –no en el sentido de propiedad–, me pertenece como responsabilidad, me pertenece como derecho a saber, como derecho a intervenir, como derecho a cambiar. Eso se llama la conciencia”.
La conciencia dijo, “se gana y se pierde, se renueva todos los días. Se puede decir que eso cansa mucho. A lo mejor sí cansa, cansa porque implica, necesita y exige una atención de espíritu que no se desanima y se alimenta.
El escritor falleció el 18 de junio de 2010 en España.
Fuente: Regeneración
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