Emilio Lozoya Austin asumió la dirección de Petróleos Mexicanos con un gasto de 13 mil millones de pesos para las oficinas centrales. Treinta y ocho meses después dejó la dependencia con una demanda de 67 mil millones. En ese lapso abrió más de 500 plazas y firmó un dudoso contrato por 2 mil 445 millones de pesos que se mantiene en “reserva” por motivos de seguridad nacional.
Así, a 78 años de la expropiación petrolera que dio paso a la creación de la paraestatal, los partidos de la oposición hablan de un presunto “uso indebido de recursos públicos federales”.
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) incluso ya pidió juicio político contra Lozoya, mientras Acción Nacional demandará información a la Secretaría de Hacienda para saber si el exdirector de Pemex utilizó aeronaves de la paraestatal para su uso personal; de ser así, pedirá fincarle responsabilidades.
Informes de la propia administración revelan que Lozoya, exintegrante del consejo de administración de la empresa española OHL, tomó las riendas de Pemex con una deuda de 786 mil 900 millones de pesos que, seis meses antes de que abandonara la dirección, era ya de un billón 485 mil millones.
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