Deseo señalar que a lo largo de este artículo describo cómo empezó el proyecto para documentar la vida de Joaquín Guzmán Loera. Quiero aclarar que cuando hago referencia a “el proyecto” o “nuestro proyecto” me refiero al proyecto que dirigiría, realizaría y ejecutaría únicamente yo junto con dos productores de Hollywood, indica Kate del Castillo este día en un texto publicado por el semanario Proceso.
Como actriz y cineasta siempre he buscado proyectos interesantes, fascinantes, retos para salirme de mi zona de confort. Es por eso que no pude decir “No”. Es por eso que decidí contestar un email y decir “Acepto”.
‘RECHAZO CONSTANTE’
Me pregunto acerca de la gran diferencia entre la sociedad mexicana y la estadounidense, y también en lo que nos une: el crimen organizado. Quise guardar los textos en mi computadora. Lo hice. Sin haber transferido todo lo que encontré, hice un pequeño resumen y, ¡zas!…, lo tuitée. Me fui a dormir sin saber lo que se avecinaba. Sin poder imaginar que, aparentemente, Joaquín Guzmán Loera lee Twitter en su “tiempo libre” y me contactaría casi tres años después.
DE TODO UN POCO
Yo he interpretado un poco de todo, pero una caracterización se quedó en la mente de mucha gente. Se trata de Teresa Mendoza La Mexicana, mejor conocida como La Reina del Sur.
Me pregunto si mi tuit habría tenido el mismo impacto si no hubiera interpretado a Teresa Mendoza. O, si no hubiera tenido el éxito que tuvo la serie, ¿se me habría atacado/aplaudido de la misma manera?
NUNCA “ME HE CREÍDO”
Lo que sucedió al día siguiente de mandar ese tuit y durante algunos meses más fue entre desastroso, vulgar y maravilloso. En medio de este caos, mi equipo (manager, agente, publicista) me pidió que borrara el mensaje. Me rehusé. Fue una carta a corazón abierto, y así lo sigo viendo hasta el día de hoy.
Muchos dijeron que “me creía” La Reina del Sur y que por eso escribí ese tuit. Nunca “me he creído” mis personajes después de enterrarlos. Mis personajes se quedan en el set.
EL ACERCAMIENTO
Ya habían pasado tres años del famoso tuit. Recibí una llamada de mi santa madre diciéndome que me estaban buscando para una película grande.
El correo electrónico que recibí no decía mucho: una persona se presentaba y me pedía una cita para hablar del proyecto. Le contesté que el domingo era mi único día libre y que con gusto nos podríamos ver para tomar un café. Me respondió que ni él ni su equipo podían viajar a Miami y me pidió que yo fuera a México. Después de un intercambio de correos explicándole que no podía viajar por el momento, terminé pidiéndole que me mandara el guion para que ni ellos ni yo perdiéramos tiempo.
Después de aproximadamente tres semanas me llegó un nuevo mail. Ahí se leía: “Somos los abogados de Joaquín Guzmán Loera”.
Entendí todo. Mi cabeza se fue rápidamente a las “fantasías” de periodistas que, años antes, me preguntaban si El Chapo Guzmán me había contactado a raíz de mi tuit. Mi corazón se paró por unos segundos antes de empezar a latir a una velocidad increíble. Creo que de hecho tuve un miniinfarto. Empecé a sudar, palidecí, mis manos temblaban.
Lee el texto completo en: Proceso
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