El diputado federal Christian Joaquín Sánchez, informó que el grupo parlamentario de su partido, el Revolucionario Institucional (PRI) prepara una iniciativa para eliminar la prohibición de introducir alimentos y bebidas a las salas de cine que no fueron comprados en los complejos.
Esta iniciativa, afirmó el legislador en entrevista con el diario El Economista, busca beneficiar a millones de consumidores, ya que los complejos cinematográficos ofrecen productos con un sobreprecio de 500 por ciento o más.
Joaquín Sánchez aseguró también, que la medida “es una manera de impulsar a la industria cinematográfica, retomando su esencia y sentido original, haciendo de una visita al cine una práctica más accesible para todas las personas”.
La propuesta del PRI en la Cámara de Diputados busca reformar los artículos 20 y 21 de la Ley Federal de Cinematografía.
“Los exhibidores no podrán restringir al público asistente el ingreso de alimentos y bebidas a las salas cinematográficas, con excepción de bebidas alcohólicas, o cualquier otro producto que afecte la seguridad o tranquilidad del establecimiento, de sus clientes o de las personas discapacitadas”, se lee en dicha iniciativa..
El PRI presentará la incisiva toda vez que “los productos ofrecidos en los complejos cinematográficos alcanzan un precio hasta 529 por ciento superior al de otros establecimientos, afirmó el legislador.
Con la nueva regulación, las compañías “tendrán un poderoso incentivo para disminuir sus costos y ofrecer productos de mayor variedad y calidad al público”, señaló el diputado del PRI,
Los mexicanos no van al cine por los altos costos del boleto y de los alimentos en los complejos
Una familia promedio mexicana con cuatro integrantes, tiene que destinar más de lo que se gana en un sólo día de trabajo para poder ir al cine a disfrutar una película de aproximadamente 2 horas, dice una investigación realizada por el diario digital SinEmbargo.
Con 490 pesos, aproximadamente, los asistentes a un complejo cinematográfico pueden comprar los boletos y combo de alimentos.
“Por ocho horas, un trabajador con salario promedio, recibe 441 pesos, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), y según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la mayoría de las familias mexicanas están conformadas por cuatro integrantes, por lo que éstas gastarán 186 pesos en las entradas, 96 pesos si compran dos botes de palomitas y 208 pesos de bebidas”.
Esto, dice la investigación, tomando los precios promedio de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma (Canacine). Pero, si la familia promedio vive más cerca de un establecimiento en el que el precio del boleto llega hasta los 80 pesos (cuando en promedio es de 46 pesos) la cifra asciende a los 624 pesos (o una jornada y media de trabajo).
La entrada puede no ser lo más costoso, pero con palomitas y refresco, la cifra aumenta, dice SinEmbargo.
“Aunado a eso, toda la variedad de botanas (chocolates, caramelos, helados) tienen en dulcería un precio hasta tres veces mayor que el del mercado externo”, indica el diario.
La ENIGH arrojó que los mexicanos destinan sólo el 14 por ciento de su ingreso a actividades de esparcimiento, y el cine es una de las principales, ya que el país ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en asistencia.
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