(23 de octubre, 2014).- El cielo mostró su solidaridad y salió esplendoroso justo a las 3 y media de la tarde, cuando empezaba la gente a concentrarse en diferentes puntos, después de que la mañana transcurrió fría con amenazas de fuertes lluvias que se presentaron puntualmente al Sur de la capital de la República. Así, la concentración anunciada en protesta por la falta de resultados a casi un mes de la desaparición de los 43 normalistas y del asesinato de 3 de ellos, de un jugador de fut-bol, de una ama de casa y un chofer, pudo ser una realidad, se llevó a cabo con todas las bendiciones.
Los que caminarían por la avenida Reforma, en donde estacionaron cerca de 40 autobuses que transportaron a cientos de guerrerenses, se unieron con los estudiantes solidarios de otras universidades que fueron llegando a la glorieta del Ángel de la Independencia y, cuando el contingente era ya tumultuoso, arrancaron cerda de las seis de la tarde rumbo al Zócalo capitalino, en donde más tarde, el grito de más de 20 mil manifestantes surgía en muchos momentos como un multisonoro coro demandando ¡¡justicia!!¡¡justicia!! y la salida del gobernador Ángel Aguirre Rivero.
La ira podía observarse claramente en los rostros de los padres de los normalistas desaparecidos quienes encabezaban la marcha; por momentos esos mismos rostros se transformaban ante el dolor, pero volvían a la carga, al grito, a la desesperación por ser escuchados. “Lo único que pedimos es ¡¡justicia, justicia, justicia!!! Cerca de dos horas fue el tiempo que les llevó llegar hasta la plancha del Zócalo del DF, el caminar era lento, mostrando a cada paso el rostro en fotografía de cada uno de los jóvenes que continúan sin aparecer, permitiendo que sobre las principales avenidas capitalinas el resto de los ciudadanos contemplara a cientos vestidos de blanco y con el rostro de la muerte pintado. No hubo un solo incidente, no de los que se acostumbran reportar con tal de minimizar, cuestionar o para obligar a que los que se ven afectados eviten solidarizarse. Fue una marcha que llegó a lo más profundo de los sentimientos, que provocó que la piel se erizara, que surgiera el pensamiento que implora no encontrarse en igual circunstancia y enfrentando tanto dolor.
Hubo también una fuerte gritería que demandaba ¡fuera Peña, fuera Peña! Que se escuchó una centena de veces acompañada de “¡vivos se los llevaron, vivos los queremos!”Cada una de sus acciones fue un despertar de conciencia. Pasaron lista a las 16 normales rurales que son las que quedan en el país, las que han dejado para evitar que el analfabetismo vuelva a convertirse en el gran fantasma de la ignorancia en las zonas más desprotegidas, en donde sobreviven los que menos tienen. Les pasaron lista a una por una, a las casas de estudios en donde se crean conciencias, en donde se enseña realmente la historia del país, desde donde salen quienes saben que su labor de enseñanza sigue siendo un apostolado porque sus ingresos serán ínfimos, a esos centros a los que en el pasado se les garantizaban las plazas con todo y salario pero que hoy saben que pueden empezar a ejercer sin ningún amparo más que el de la preparación recibida.
Al momento en el que se escuchó el nombre de la escuela normal rural “Raúl Isidro Burgos”, de nuevo brotaron las demandas pero también otros nombres, los de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, de los hombres que también en Guerrero fueron masacrados por representar una lucha social que continúa porque las demandas nunca han sido atendidas y que, cuando las escuchan lo que provoca en los políticos y gobernantes no es el despertar de las conciencias sino un malestar que se ha visto que desquitan matando, secuestrando, aterrorizando y también cerrando estas escuelas como sucedió con la de Yucatán, con la de Hidalgo, con la de Sonora. Contrario a lo que se presentó en otras épocas en donde también se dieron marchas de normalistas rurales que distribuían información sobre la situación que prevalecía en sus centros de estudios y la persecución de la que eran objeto, ahora hubo grandes muestras de solidaridad y de atención a lo que está ocurriendo.
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