Ciudad de México, 3 de septiembre (SinEmbargo).– El hambre volvió a danzar ayer como tema político en el Segundo Informe de Gobierno. El Presidente Enrique Peña Nieto se deshizo de la palabra “Oportunidades” para renombrar al programa gubernamental de abatimiento a la pobreza como “Prospera”. Así, cumplió con el ritual de los últimos cuatro sexenios para dirigirse a los pobres que en estos momentos alcanzan la cifra de 53 millones, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Desde que Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) lo impulsó en 1991, el Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol) ha sido rebautizado por cada Presidente con la justificación de que tal como está, no tiene ninguna utilidad ni rendimiento. Las modificaciones no han ido más allá del nombre porque la estructura del programa ha sido tocada sólo con la ampliación en cobertura.
“Y desde hace 10 años el número de pobres no ha descendido. La fuentes pueden ser oficiales o académicas. Los métodos de medición pueden ser uno u otro según cada cual. Pero nadie acepta un descenso”, expuso Alfonso Sánchez Almanza, especialista en Pobreza del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en cuanto conoció el anuncio del Presidente.
Hizo una proyección funesta: “En un país con desaceleración económica, la población objetivo del programa va a crecer. Y los recursos no serán suficientes. Ahora mismo hay errores de exclusión e inclusión. Sólo sin manipulación política, podrían verse las bondades del programa; pero la experiencia indica que a ello está supeditado”.
En su mensaje de ayer, el Presidente Enrique Peña Nieto no omitió la explicación de que tal como estaba, Oportunidades no era funcional. De paso, rompió con el nombre que le significó su primera crisis política cuando en 2013, el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) amagaron con abandonar el Pacto por México debido al uso electoral que le había dado el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Veracruz a esa estrategia social.
“Las limitaciones de Oportunidades son cada día más evidentes porque la proporción de la pobreza en México se mantiene prácticamente en los mismos niveles desde hace 30 años. Por ello, Prospera seguirá con las mismas políticas de apoyo asistencial, pero con énfasis en nuevas acciones para incorporar a sus beneficiarios a la vida productiva”, explicó Peña Nieto.
La ampliación a la que se refirió el Jefe del Ejecutivo se concentra en incorporar a los hijos de las familias inscritas en el padrón de Oportunidades para que reciban becas para estudios universitarios o técnicos superiores. Además, brindará atención a la salud reproductiva.
Eduardo Huchim, experto en el sistema político mexicano, vio un riesgo en el incremento de los censos de los programas de los pobres por la utilización que se les ha dado en las elecciones. La beca a cambio del voto se volvió un tópico del fraude contemporáneo, dijo el analista. Sánchez Almanza, a su vez, apuntó que es bueno el acceso a la universidad, pero la generación de empleo es muy baja, ¿a dónde van a ir a parar los egresados? –se preguntó.
Un cálculo del investigador Julio Boltvinik, del Colegio de México, arroja que en los primeros 21 meses de gestión peñanietista ya se añadieron unos dos millones al universo de la pobreza, en promedio 105 mil cada mes, si se considera el índice laboral del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Es decir, hay más pobres porque el ingreso es cada vez menor. El investigador de la misma institución, Gerardo Esquivel, planteó justo que el freno económico ha deteriorado al poder adquisitivo de los trabajadores sin que haya por el momento expectativas de aceleración.
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