(31 de agosto, 2014).- “Sin ninguna certeza sobre el destino de su ser querido, sin un cuerpo al cual llorarle y por lo tanto sin poder cerrar un ciclo de duelo, los familiares de las víctimas de desaparición viven una situación ‘enloquecedora’ que va mermándolos poco a poco no sólo a nivel personal, sino también como familias, y que en última instancia –y de forma invisible- está provocando graves rupturas del tejido social”, aseguró Ana Gladys Vargas, directora de vinculación de la organización Tech Palewi.
Hasta el pasado 31 de julio, la Procuraduría General de la República indicó que se tienen reportadas 22 mil 322 personas no localizadas, de las cuales11 mil 423 son jóvenes.
En entrevista con el diario La Jornada, Gladys Vargas destacó que la mayoría de los parientes de desaparecidos no buscan ayuda emocional porque consideran que ello puede quitarles tiempo para la tarea de buscar a sus seres queridos y al buscar su bienestar puede significar una “traición”.
La tanatóloga refirió que en el caso de la desaparición forzada, la situación es peor al no haber certeza de muerte pero sí del sufrimiento de la persona del desaparecido, generando un “duelo sicotizante” al no haber la llamada prueba de la realidad, es decir, inexistencia de un cadáver que permita a la familia iniciar y concluir un duelo “sano”.
“No lo vive igual un padre o una madre que un tío o un hermano, pero toda la familia vive una situación enloquecedora, que casi seguramente dará lugar a un duelo complicado, extremadamente largo y desgastante”, declaró al diario, al no haber rituales luctuosos, velorios, misas, rosarios, con todo el cobijo social que viene con ello.
Agregó que los familiares de la persona desaparecida empiezan a desarrollar una especie de “culpa de vivir”: no puede-o no debe- haber momentos de alegría o tranquilidad, cuando el ser querido puede estar sufriendo en ese instante.
Por ello, declaró, el fenómeno de los desaparecidos ha provocado regiones “terriblemente afectadas, con una profunda desolación, con un sentimiento de impotencia colectiva, depresión y vacío. Se pierde una solidaridad esencial y eso habla de una grave afectación al tejido social. Vemos niños deprimidos y enojados, que no juegan, y eso va generando adultos con violencia y rabia”, explicó a La Jornada.
La lista de regiones con más desaparecidos la encabezan los estados de Jalisco, Tamaulipas, Coahuila, el Estado de México, Baja California, Guanajuato y Chihuahua, mientras por rango de edades de uno a 10 años son 606 personas, 5 mil 765 tienen entre 10 y 20 años, 5 mil 658 entre 20 y 30 años, 4 mil 482 entre 30 y 40 años, 2 mil 571 entre 40 y 50 años y mil 960 entre 50 y 80 años
Fuente: Revolución 3.0
Sé parte de la conversación