(26 de agosto, 2014).- 20 meses han pasado desde que Enrique Peña Nieto asumió de manera polémica su cargo al frente del Ejecutivo, y en la víspera de su segundo Informe de Gobierno, la tan clamada reducción de homicidios sigue sin llegar, con lo que su estrategia para combatir el crimen organizado se ve superada por la retórica –y la de todo su equipo- triunfalista que utiliza para que la población crea lo mismo que él.
Desde que tomaron sus puestos, tanto Peña Nieto como el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong se han dispuesto a pregonar la falsa idea de que los índices delictivos bajan en todo lo ancho de la República. Muestra de ello fue la intervención de Peña en el Foro de Davos, en enero del año pasado, donde con toda la convicción posible afirmó que los asesinatos relacionados con el crimen organizado se habían disminuido 30 por ciento.
El titular de Gobernación tampoco escatimó en recursos orales a la hora de replicar la postura peñista; como lo hizo el pasado 29 de julio, cuando aseveró que la violencia ha sido reducida a su “mínima expresión”, sin importar que la actual administración ya superó a la de Felipe Calderón en cuanto a violencia se refiere, tal como lo demuestran datos oficiales.
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