(02 de septiembre, 2014).- Y, así, a tontas y a locas, como decían los abuelos, se transformó la fecha que pretendieron cancelar para constituirla del “día del super presidente”, en las 24 horas que siguen al calendario oficial, a la entrega de los textos, para recibir toda clase de adulaciones, aplausos a rabiar, rodearse de invitados especiales y, de entre ellos, encontrar a los que se han visto pródigamente respaldados para la buena marcha de negocios multimillonarios al amparo del poder. Están los líderes de siempre, los entregados a cualquier causa que les genere ganancias personales y que nada tienen que ver con sus agremiados. También el cuerpo diplomático, al que se pretende engañar con escenografías y menciones que hablan de una oposición que existe pero que respalda y aplaude cada una de las medidas tomadas. Los gobernadores y los máximos representantes de los poderes Legislativo y Judicial no pueden faltar para darle a la ceremonia el toque de autenticidad.
La utilización del lenguaje también es pródiga. Hablan 48 horas antes del día primero, sobre la terminación de los preparativos para recibir el segundo informe del presidente Enrique Peña Nieto. Y todos ellos son inútiles ya que se trata de la mera entrega de un par de tomos en los que resumen lo que afirman se ha hecho. No hay más. Se menciona que cada uno de los miembros del gabinete acudirá en fechas posteriores para hablar de sus funciones y del resultado de sus respectivas gestiones. Luis Videgaray, por ejemplo, lo hará el 8 de septiembre. Y ahí también se verá otro escenario con su respectiva farsa y en el cual es un tema sobre el que se pregunta y uno muy diferente se aborda en la respuesta.
Hoy viene lo que tiene como tema central el mensaje sobre las reformas estructurales, sobre las “cuatro fantásticas” que arrancarán por lo menos un minuto de aplausos y ocho cambios más. Anunciarán la inversión de 7.7 billones de pesos para el Plan Nacional de Infraestructura de este sexenio. Lo que no se dirá es de donde van a obtenerlos y hay que tener muy presente que la deuda pública actual asciende a más de 6 billones y medio. De nuevo se escucharán los pronósticos a futuro, lo que viene, lo que ya está por despegar y también todo lo que será rebatido con fechas que sobrepasan al sexenio para su cumplimiento. Orgullosamente se mencionará que pese a las condiciones adversas en el terreno económico que privan en el mundo, México lograra este año un crecimiento del 2.7 por ciento, porcentaje muy diferente al 3.9 estimado originalmente y al 2 que considera el Banco de México será el final.
Esperan que mencione el famoso tren transpeninsular, el que va avanzando pero en territorio marcado con plumones en un papel y del que, cada vez que se pregunta sobre el inicio del proyecto, las autoridades le alargan la trayectoria a manera de justificante. También hablará del nuevo aeropuerto y de la necesidad de contar con otra terminal aérea ante la afluencia de hombres de negocios y turistas que se tiene actualmente. De esta manera disfrazarán todos los errores de la terminal 2, del hundimiento de los edificios, del rompimiento de cañerías y redes de aguas, de las pésimas instalaciones eléctricas y, con ello, limpiarán de nuevo una obra realizada por Vicente Fox con todos los elementos que hablan de corrupción. Seguramente que se hablará de la exitosa detención de Joaquín Guzmán Loera, de las felicitaciones recibidas por esa captura que rebela el éxito que están teniendo en materia de combate a la delincuencia organizada, a las mafias. Sin embargo no habrá una sola mención sobre lo que se supone debió serle incautado: empresas, dinero, inversiones, bienes inmuebles.
En el renglón político, base de la farsa del día, el mexiquense lanzará alabanzas mil a los opositores, a sus relaciones de respeto, a su ánimo conciliador, pero nada dirán sobre lo caro que les ha salido obtener estos apoyos y menos aún revelarán las cantidades en efectivo que han tenido que limpiar los que dan y los que reciben, por aquello de las dizque nuevas leyes de lavado de dinero que, obviamente, los tienen exentos en este tipo de operaciones. Habrá que prepararse para explicar que el inicio, la edad para empezar a trabajar son 15 años. Para terminar 70. La labor de 55 años, será compensada únicamente con lo que cada quien ahorre, no hay reconocimientos por ningún otro lado, todo ello gracias a esa gran reforma laboral que antecedió a esta iniciativa de trámite preferente que fue enviada ayer dentro de la Ley General para la Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes. El papel, como se sabe, aguanta cualquier decreto, aunque de él solo se cumpla lo que al patrón conviene. También se verá anunciar otra reforma al sector salud que hablará de la privatización total del servicio y, de ésta, ya no se ha salvado ni la Cruz Roja.
Fuente: Revolución 3.0
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