Cerca de 200 activistas se congregaron ayer en el Monumento a la Revolución de la Ciudad de México para exigir a gobernantes y legisladores la prohibición de las corridas de toros en todo el país. Semidesnudos, recostados en el piso y cubiertos con maquillaje color rojo para simular sangre, urgieron “abolir este ‘espectáculo’, que fomenta la violencia y la indiferencia hacia el sufrimiento de los animales. El performance se llevó a cabo simultáneamente en Mérida, Yucatán, y el sábado por la tarde en Morelia, Michoacán.
Una de las consignas de los manifestantes rezaba: “La Unesco rechaza cualquier tradición donde los animales sean torturados y asesinados: México no puede continuar con esas tradiciones crueles”.
Y es que desde hace tiempo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha pronunciado en contra de esta práctica, que de acuerdo a Humane Society, provoca la “lenta, sangrienta y dolorosa muerte” de 250 mil toros al año.
La propia Declaración Universal de los Derechos de los Animales respalda su crítica, al declarar que“ningún animal será sometido a malos tratos ni actos de crueldad”.
Desde 1980 la UNESCO, organismo ligado a las Naciones Unidas y máxima autoridad mundial en materia de Educación, Ciencia y Cultura, describió la tauromaquia como “el infame y comercializado arte de torturar y matar animales en público. Traumatiza a los niños y a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por tales espectáculos. Desnaturaliza la relación entre las personas y los animales. Constituye un desafío gravísimo a la moral, la educación, la ciencia y la cultura”.
Y hace menos de un año, el Comité de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas se refirió a la tauromaquia como una forma de vulnerar los derechos de los niños.
En sus observaciones finales sobre los últimos informes de México relativos al la Convención sobre Derechos del Niño, el Comité expresó que “está particularmente preocupado por el bienestar físico y mental de los niños que acuden a escuelas taurinas y participan en corridas de toros y otros espectáculos asociados a ella, así como por el bienestar mental y emocional de los espectadores infantiles que están expuestos a la violencia de las corridas de toros”. Portugal, Colombia y recientemente Francia y Perú fueron instadas a tomar las mismas medidas en contra de la participación de menores en dicha práctica.
Sin embargo, en la actualidad sólo tres entidades del país han prohibido las corridas de toros: Guerrero, Sonora y Coahuila. Fuera de México, Cataluña, en España, algunas zonas de Francia, Portugal, Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador se han declarado antitaurinos.
El avance, si se puede hablar de alguno, se ha dado en materia cultural: de acuerdo con la organización AnimaNaturalis al citar a la empresa especializada Parametría– el 86 por ciento de los mexicanos “está en contra de la tortura perpetrada hacia los animales y apoyaría la prohibición inmediata de las corridas de toros”.
Fue precisamente AnimaNaturalis quien convocó al acto realizado el día de ayer, llamado “Ponte en la piel del toro”, en el que más de 200 personas se unieron en contra de la tauromaquia.
“¡Porque el arte no es tortura, porque el arte no es muerte, basta se corridas de toros, basta de espectáculos crueles, por un México en paz, por un México libre del sufrimiento de los animales: basta de corridas de toros!”, gritaron los animalistas ante cerca de 150 personas con el fin de crear conciencia.
Según la organización, “México tiene la oportunidad histórica de convertirse en el primer país –de los ocho donde las corridas de toros aún son legales– que prohíba la tauromaquia dando muestra y ejemplo de avance en la protección de los animales y en la lucha para erradicar la violencia”.
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