“Estamos perdiendo la curiosidad. Ahora, cuando digo una palabra poco común, rara vez me preguntan por su significado y cuando lo hacen me dicen: ¡Qué pedante! ¿Tu ignorancia es mi pedantería?”, se pregunta Miguel Sosa, quien cree que la palabra es anterior al pensamiento.
Miguel de Cervantes Saavedra en El Quijote empleó casi 23 mil palabras diferentes. Hoy un ciudadano promedio utiliza unas 5 mil.
“Es muy difícil encontrar el término ‘uxoricida’ en un medio de comunicación y, por desgracia, más de 50 veces al año es noticia. Es un hombre que mata a su mujer. No usar esa palabra nos empobrece. Si reducimos nuestro vocabulario se empobrece nuestro pensamiento y, en consecuencia, somos menos críticos”, indica Sosa.
Sosa considera que los medios utilizan el mismo lenguaje estandarizado que se emplea en la calle y, planteada la cuestión de si ante un texto complejo se corre el riesgo de que el lector lo deseche.
“Cuando uno quiere siempre encuentra una razón y cuando no una excusa porque el diccionario está al alcance de todos”, agrega.
Y sobre las redes sociales también opina: “Hay faltas de ortografía en Internet con las que te sangran los ojos, pero el lenguaje lo descuida el usuario y no la plataforma, y cree que la limitación de espacio en Twitter no potencia la despreocupación por el lenguaje sino la capacidad de síntesis. La economía del lenguaje es una de las bellezas del idioma”.
Fuente: elmundo.es
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