Cuando tenía 19 años, Nick Yarris fue sentenciado a muerte en Estados Unidos por un crimen que no cometió y por el que pasó 23 años en confinamiento solitario.
Fue aprehendido en 1981 acusado de la violación y la muerte de una joven en el estado de Pennsylvania; había sido detenido por la policía cuando manejaba drogado un auto con reporte de robo.
Aunque era inocente, fue golpeado y torturado, por lo que incluso pidió que ya fuera ejecutado, pero gracias a la identificación de ADN pudo quedar en libertad hace 11 años.
Yarris cree que su falta de educación limitó sus posibilidades de probar su inocencia. ”Fue muy difícil poder defenderme sin poder hablar bien”, afirma.
Ahora viaja por el mundo contando cómo su experiencia lo ayudó a ser mejor persona, en vez de transmitir su resentimiento, y su caso es relatado en el documental “Fear of 13″ (Miedo al 13), que se estrenará próximamente.
“Fue solo a través de amabilidad y la compasión de un guardia carcelario que me dio algunos libros y me ayudó a leer, que cambié todo y dejé de estar resentido”, reveló.
“La estructura que armé a través de los 10,000 libros o más que leí en los 23 años que pasé en confinamiento solitario se convirtieron en la base de un cimiento que es indestructible para mí”, dice.
Fuente: Aristegui Noticias
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