(28 de octubre, 2014).- “El Zurdito” soñaba con llegar a jugar en un equipo “grande” en México. Quizás soñaba con recibir ovaciones y escuchar su nombre en el Estadio Azteca, sede de dos Copas del Mundo, y uno de los estadios con más capacidad en el planeta. David Josué García Evangelista soñaba con lo que muchos jóvenes en México sueñan, ser futbolista. Pero ese sueño se vio truncado la noche del 26 de septiembre de este año, es decir, hace un mes, cuando paralizado por una balacera, no pudo reaccionar y fue perforado a la altura de su pecho por esa lluvia de plomo.
El Zurdito tenía 15 años. Jugaba fútbol en los Avispones de Chilpancingo, en la Tercera División de México. Quienes juegan en Avispones lo hacen por amor al arte. El equipo es gestionado por el municipio de Chilpancingo. Sólo se les dan uniformes, espacio para entrenar y apoyo para los transportes.
El Zurdito era un joven disciplinado y trabajaba todos los días por conseguir su sueño. Ese 26 de septiembre quizás haya vivido uno de sus momentos más dulces en su novel carrera: fue titular ante el Iguala FC y jugó como volante por la banda izquierda. Ese día, Avispones ganó el encuentro 3 -1.
Horas antes del debut, David asistió a una misa antes de irse a Iguala con los Avispones. Roberta Evangelista Hernández, madre de David, tiene tatuado en la memoria el momento en que El Zurdito se acercó, le dio un beso, “sin saber que sería el último que me daría”.
La felicidad invadía a los jóvenes chilpancingueños. Los avispones regresaban a casa después de la victoria cuando una lluvia de 400 balas irrumpió la noche. Un compañero ordenó tirarse al suelo, pero David (El Zurdito) se quedó inmóvil. La lluvia de balas lo alcanzó. En instantes se desangró y murió.
“Nos vale madres, los vamos a matar a todos” les dijeron quienes abrían fuego contra el equipo de futbol. La ráfaga abierta contra el camión provocó que el mismo se saliera del camino y terminará en una cuneta. Ese desborde del camión, sin imaginarlo, les salvó la vida a más integrantes del equipo.
Un compañero sacó al Zurdito por una ventana con cristales rotos, sin embargo, el esfuerzo fue inútil. Los integrantes de Avispones se escondieron entre los plantíos hasta asegurarse que estaban a salvo… la balacera duró 40 minutos.
El camión que era presa de las balas había caído porque otra bala alcanzó al chofer Víctor Lugo, alias “El Barcel”.
El Zurdito no supo que su nombre fue vociferado en el Estadio Azteca y en otros del país. No supo que fue ovacionado en la jornada 11 de la Liga MX. La Federación Mexicana de Fútbol ordenó un minuto de silencio que se convirtieron en aplausos. La misma Federación se encargó de los gastos de seguro médico para los 12 jugadores de Avispones que fueron heridos y se encargó del seguro de vida para la familia del Zurdito. El Zurdito no llegó a cumplir su sueño; David se convirtió en uno de los 4 mil 500 jóvenes que mueren cada año en México, ya que, entre el 2000 y 2008, en el país fueron asesinados 36 mil 444 adolescentes y jóvenes entre 10 y 29 años de edad.
Fuente: Revolución 3.0
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