Ciudad de México, 7 de agosto (SinEmbargo).– La Reforma Energética, la enmienda más importante del sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto, la que abre el sector energético nacional a los capitales extranjeros y rompe de tajo con 76 años del monopolio petrolero del Estado, fue aprobada luego de 18 días de votaciones en el pleno y cerca de 170 horas de discursos en tribuna en ambas cámaras del Congreso de la Unión.
Nunca en la historia del Congreso mexicano una sola sesión, ordinaria o extraordinaria, había requerido tanto tiempo para desahogar un sólo tema.
El debate en tribuna fue un mero trámite legislativo, la mayor parte del tiempo se consumió en un diálogo de sordos entre los dos partidos mayoritarios del Congreso de la Unión: el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el de Acción Nacional (PAN) y sus satélites, Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal), quienes rechazaron las más de tres mil 500 reservas que presentó la oposición para mejorar los dictámenes.
No obstante, los partidos mayoritarios sí realizaron más de 250 modificaciones al texto original enviado por el Presidente Peña, en su mayoría adiciones planteadas por Acción Nacional y algunas del partido en el gobierno.
El poco debate que se registró estuvo acompañado de descalificaciones y a veces hasta de acusaciones personales. En la Cámara de Diputados, los legisladores de izquierda no se cansaron de llamar a priistas y panistas “traidores a la patria”.
En el Senado, la cámara de origen de cuatro de siete dictámenes el debate fue de mayor nivel aunque no estuvo exento de la defensa de las posiciones ideológicas.
Por ejemplo, la priista Cristina Díaz Salazar afirmó que la Reforma Energética propuesta por Peña Nieto detonará el desarrollo nacional y sacará al país de la crisis económica, provocada, en parte, por el estancamiento de la industria energética.
“Las cifras son claras, el sector energético está en crisis. La producción de petróleo ha disminuido en un millón de barriles diarios en una década, a pesar de las crecientes inversiones. Entre 1997 y 2012, las importaciones de gas natural pasaron de 3 a 34 por ciento; las de gasolina de 25 a 50 por ciento; y las importaciones de petroquímicos aumentaron a 65 por ciento. En suma: vamos perdiendo”, mencionó.
Por su parte, Dolores Padierna Luna sostuvo que la privatización es abusiva para las empresas productivas y favorable para los contratistas extranjeros. Agregó que la corrupción será peor que la que existe hoy en el sector, porque se elimina todo tipo de controles y se crea un régimen de excepción para los altos funcionarios.
“La generación de tecnócratas que tomaron el poder tras la crisis petrolera de 1982, nos conducirán al peor Crack energético, por una sencilla razón: las leyes que estamos discutiendo en esta jornada no van a fortalecer a Pemex [Petróleos Mexicanos], ni a sacarlo de la corrupción, van a desmantelar a nuestra principal industrial de la cual depende el 8 por ciento de nuestro Producto Interno Bruto y el 40 por ciento del erario nacional”, dijo.
En tanto, los panistas rechazaron ser traidores a la patria, asumieron la paternidad de gran parte de la Reforma Energética y le dieron la bienvenida al juicio de la historia.
“No le tememos al juicio de la historia, hemos dado la cara y defenderemos esta reforma cada vez que sea necesario, no tenemos la mala conciencia que ustedes tienen por la absolutamente fallida reforma fiscal”, dijo el Senador Roberto Gil Zuarth.
¿QUÉ SE LOGRA CON LA REFORMA ENERGÉTICA?
En unos días, quizá horas, el Presidente Peña Nieto promulgará las leyes secundarias que aprobaron diputados y senadores del PRI, PAN, PVEM y Panal.
De acuerdo con la información del gobierno federal, la Reforma Energética dotará a México de un marco jurídico moderno, para fortalecer a la industria petrolera e incrementar la renta petrolera en beneficio de los ciudadanos.
Estima que con la entrada de la iniciativa privada en actividades antes reservadas exclusivamente al Estado se detonará la extracción de petróleo y gas natural, y al mismo tiempo se impulsarán las actividades de refinación, petroquímica, transporte y almacenamiento en territorio nacional.
Con esto, estima el gobierno federal, se la economía nacional crecerá un punto porcentual en 2018 y aproximadamente dos por ciento más para el 2025.
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