Ayer se cumplieron 17 años de una de las matanzas más crueles de los últimos tiempos, donde el Estados mexicano estuvo severamente involucrado. El 22 de diciembre de 1997, más de 40 indígenas tzotziles fueron masacrados en el municipio de Chenalhó, Chiapas por un comando de más de 100 hombres armados vinculados con el Ejército. Entre las víctimas hubo 18 niños y 22 mujeres, que hasta la fecha siguen sin recibir justicia.
Asimismo, aproximadamente 350 indígenas miembros de la organización Las Abejas fueron atacados por un grupo paramilitar en una acometida que se prolongó a más de seis horas, cuando el país se encontraba bajo el mando del priísta Ernesto Zedillo Ponce de León.
Las tan polémicas versiones oficiales aseguran que el ataque fue producto de las pugnas existentes entre grupos locales que surgieron tras la creación del Concejo Municipal Autónomo de Polhó, aunque los testimonios de los habitantes aseveran que la matanza se originó únicamente por la simpatía que mostraban los tzotziles para con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y su lucha.
Algunos pobladores incluso mencionan que en los tres niveles de gobierno existían grupo paramilitares predispuestos a acosarlos y prender los ánimos para después poder justificar las agresiones contra los zapatistas.
A pesar de los muchas pruebas recabadas contra el Ejército, el caso sigue sin resolverse debido en gran medida a las irregularidades mostradas en el proceso y a la constante corrupción que en ensució las pesquisas. Al grado que actualmente muchos de los señalados como responsables directos están libres, mientras que algunos indígenas están presos con falsas acusaciones.
Apenas en 2011, un grupo de víctimas demandaron de manera civil al exmandatario priísta ante una Corte de Conneticut, Estados Unidos, donde se exige que repare los hechos, pero para febrero de este año fue exonerado por una corte situada en Nueva York.
Colaboración de Revolución 3.0
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