Estas historias ya forman parte de nuestra cultura
A cada rincón de México que vaya un turista, conocerá una leyenda. Esta historias se han mantenido vivas gracias a la tradición oral y el paso del tiempo las ha dotado de un halo de misticismo.
Las siguientes son 10 de las más famosas entre los mexicanos.
El árbol del vampiro – Jalisco
Según la leyenda, en la época de la Guadalajara colonial llegó un hombre muy rico de Europa. Él salía todas las noches vestido de negro y con una actitud misteriosa. Se llamaba Don Jorge.
Cada vez que salía aparecían animales muertos, pero luego comenzaron a hallar humanos. La gente decidió salir a buscar al responsable y se sorprendieron al ver a Don Jorge, cerca del Panteón de Belén, atacando con la boca el cuello de un hombre.
A pesar de que pobladores lo persiguieron, logró escapar, pero el cura de Guadalajara lo fue a buscar a su hacienda y le hizo un exorcismo. Don Jorge, el Vampiro, juró vengarse de todos justo cuando le clavaron una estaca en el pecho.
Se dice que fue enterrado en el mismo cementerio, sin embargo, empezó a crecer un árbol encima de la lápida del vampiro y se cuenta que cuando éste sea derrumbado, Don Jorge saldrá a cobrar venganza.
El fantasma de la monja – Ciudad de México
Un joven de nombre María de Ávila, que vivió en el siglo XVI, se enamoró de un mestizo de apellido Arrutia. Él se quería casar con ella por su dinero y estatus social.
Cuando los hermanos de la mujer se percataron, se opusieron al matrimonio y le ofrecieron dinero para que se fuera. Finalmente aceptó y María cayó en una fuerte depresión. Luego de dos años de estar así, sus hermanos tomaron la decisión de encerrarla en el Antiguo Convento de la Concepción, donde se la pasaba rezando y pidiendo por su enamorado.
Un día llena de dolor se ahorcó en un árbol de duraznos que estaba en el patio del convento, donde la sepultaron. Un mes después, su fantasma comenzó a aparecerse por las noches y se reflejaba en el agua del convento cuando alguna de las novicias o monjas se veía el rostro. Por esta razón se prohibió la salida al jardín al anochecer.
La leyenda cuenta que después de muerta, María buscó a su amado y lo mató para poder estar con él en el más allá.
La mulata – Veracruz
Hace muchos años existió en Córdova, Veracruz, una mujer misteriosa que vivía aislada de las personas. Se dice que era huraña porque su belleza la hacía víctima de habladurías. Aunque también se le conocía por usar hierbas para hacer curaciones y por predecir sucesos naturales, como temblores y conjurar tormentas.
Su fama inquietó a los habitantes del lugar y comenzaron a llamarla bruja. El alcalde principal, Martín de Oacaña, fue un hombre que se obsesionó con ella e incluso le declaró su amor. Aun cuando le ofreció “las perlas de la virgen” para que estuviera con él, la mulata lo rechazó.
Despechado y desairado, Don Martín la acusó de haberle hecho toma un brebaje para que perdiera la razón y la joven fue llevada a la fuerza a la Fortaleza de San Juan de Ulúa, donde fue juzgada y castigada a morir quemada en leña verde frente a todo el pueblo.
Dice la gente que mientras esperaba su castigo logró convencer a un guardia de que le diera un gis. Al entregárselo comenzó a dibujar en la pared un barco con velas desplegadas que se mecía sobre las olas del mar. Cuando la mulata le preguntó qué era lo que le hacía falta al barco, el guardia le respondió “andar”.
En esos momentos, la mujer le dijo “pues mira cómo anda…” y pegó un brincó a barco y se subió al barco, a la par que se despedía del hombre que la resguardaba. Con asombro, el guardia vio como el barco se perdía entre el horizonte que la mulata había dibujado.
El callejón del beso – Guanajuato
Cuenta la leyenda que en este callejón de apenas 68 centímetros de ancho nació un amor prohibido entre una pareja, Carlos y Ana, que se citaban a escondidas en uno balcón para demostrarse su amor. Un día, el padre de ella los descubrió y se opuso a ese amor, al grado de matar en el callejón al joven.
Sin embargo, otra leyenda cuenta que fue asesinada Doña Ana, quien perdió la vida luego de que su padre le clavara una daga por la espalda y cuando don Carlos supo, alcanzó a besar la mano tibia de su amada en el callejón del beso.
En la actualidad se cuenta que las parejas que se dan un beso en el lugar tienen garantizados siete años de felicidad.
La isla de las muñecas – Xochimilco
Se cuenta que Don Julián Santana, un hombre que vivía en una chinampa, comenzó a recolectar muñecas que se encontraba para “espantar al espanto”.
La leyenda dice que en su chinampa se murió una niña ahogada y ella lo espantaba, por eso, como ofrenda de paz le regalaba las muñecas para que jugara con ellas. Tras la muerte de don Julián, se dice que ahora se aparece para cuidar a sus muñecas.
La Llorona – Estado de México
Se dice que una mujer indígena tuvo un romance con un hombre español, con quien procreó a tres hijos. Pero el padre no estaba muy contento de formalizar la relación. Pasó el tiempo y él terminó casándose con una damisela española, lo cual hizo que la mujer perdiera la razón. Cegada de enojo acudió al Lago de Texcoco y ahogó a sus tres pequeños y luego se quitó la vida.
Desde entonces se escucha el lamento de la mujer indígena que viene del lago y que grita por sus hijos. Varias personas cuentan que han visto a una mujer vestida de blanco y delgada que deambula sin rumbo y se pierde en el lago.
La mano de la reja – Michoacán
La leyenda dice que en la calzada de San Diego, en la ciudad de Morelia, existe una casa donde vivió Don Juan Núñez de Castro con su segunda esposa, Doña Margarita Estrada y su única hija, Leonor, quien era humillada constantemente por su madrasta, debido a que poseía una belleza inigualable.
Cierto día, un noble de la corte del Virrey llegó de paseo y conoció a la joven. Al enamorarse de ella le pidió permiso para cortejarla. Ella aceptó y se veían a través de una ventanilla del sótano de la casa, donde Leonor dormía porque Doña Margarita no quería que mostrara su belleza.
Cuando la madrastra se enteró del romance cerró la ventana y los dejó sin comunicación. Sin saber lo que ocurría, el joven noble tuvo que regresar a sus tierras para atender asuntos del reino. Los días pasaban y nadie sabía que Leonor estaba prisionera.
La hermosa joven sacaba la mano por una ventanilla para pedir limosna y que le dieran comida, así se mantendría para su amado. La gente comenzaba a comentar de la mano que salía por la reja, pero Doña Margarita se había encargado de disipar esos rumores.
El enamorado de Leonor regresó buscándola y cuando llegó se encontró con el padre, quien la mandó buscar. Tristemente, la joven había perdido la vida y por el gran amor que el noble y Leonor se había tenido fue sepultada vestida de novia.
Ahora se dice que en la reja del sótano se ve una mano pálida y descarnada que implora por caridad diciendo “un pedazo de pan por el amor de Dios”.
La piedra negra – Zacatecas
Misael Galán y Gildardo Higinio, dos ambiciosos amigos, decidieron que querían hacerse ricos y fueron en busca de una mina. Ésta se encontraba por la cordillera que separa al municipio de Vetagrande de la capital zacatecana.
Tras cinco días de búsqueda encontraron una cueva de aspecto extraño, donde hallaron una roca brillante semienterrada que les llamó la atención. En seguida se pusieron a escarbar, pues creían que era oro.
Cuando sacaron la roca brillante, los jóvenes se acostaron a descansar. Un día después fueron hallados muertos y según el acta de defunción, los “amigos” habían perdido la vida por una riña entre ellos. Se dice que fue la ambición la que acabó contra ellos, porque al final la piedra no tenía ningún valor.
Dice la gente que quien se encuentra con esa rosa, se vuelve agresivo y ataca sin razón. Además, esa piedra servía para afilar cuchillos, y justo eso fue lo que muchos hicieron antes de convertirse en personas violentas.
Para evitar que se tuviera contacto con la piedra brillosa, se colocó en un muro posterior de la catedral de Zacatecas, debajo de la campana chica.
La princesa Donaji – Oaxaca
El rey Zapoteca Cosijoeza y la reina Coloyocaltzin tuvieron un hijo llamado Cosijpi, a quien mandaron a gobernar el Istmo de Tehuantepec. Ahí tuvo una hija llamada Donají.
Debido a una guerra entre los zapotecas y los Mixtecos, éstos últimos tomaron a la princesa como rehén de paz, pero cuando se vieron amenazados, la decapitaron, aunque jamás se supo donde habían puesto la cabeza.
Le leyenda dice que un pastor se encontraba cuidando sus animales en San Agustín de las Juntas (cerca del aeropuerto internacional de Oaxaca), cuando encontró un lirio silvestre, flor que se conoce como Azucena, y decidió arrancarla desde la raíz. Al momento de cavar, se dio cuenta de que había una oreja hasta ver la cabeza humana completa y que permanecía intacta.
Se cuenta que era la cabeza de la princesa Donají, la cual fue juntada con su cuerpo que fue llevado al templo de Cuilapam.
La leyenda del candil – Guerrero
Se dice que una mujer de la Costa Grande de Guerrero había juntado sus monedas de oro para visitar al papa en el Vaticano. Como en aquél entonces no había mucho transporte, esta persona tenía que caminar por la orilla de la playa hasta llegar a Acapulco, y tardaría un día y medio.
Un día partió y llegó a las 04:00 de la mañana, sin luna en el cielo y continuó guiándose por la espuma del mar y un candil de petróleo, pero en el camino, entre Carrizal y Mitla, unos hombres la atacaron, la asaltaron y la asesinaron. Debido a que la mujer no cumplió con su cometido, ahora su alma vaga por la costa con un candil.
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